lunes, 18 de diciembre de 2006

Just a Blues

Esto fue un ejercicio que hice para un taller literario en la universidad. Léanlo y comenten...y no lo copien, ¿eh?

Si mal no recuerdo, un día de mucha pesadez fui a un lugar perdido en la capital. El nombre del sitio es Bohemidad Nocturna, pero eso no importa. Cuando entré, un calor propio del café cargado, de lenguas de fuego y del jazz y blues me acarició la cara. Mi resaca de días desvelándome para rendir pruebas desapareció como por arte de magia.

Me senté en una mesa pegada a la pared. Apoyé mi espalda en la pared de madera mientras miraba a una banda de jazz subir a un pequeño escenario. No recuerdo el nombre de la banda, ni el de los integrantes, ni siquiera el de la vocalista.

Pero sí recuerdo su cara, su voz y su puesta en escena.

Un rostro moldeado a mano. Su nariz era puntiaguda y describía una suave curva. Su tez blanca ayudaba a que sus ojos almendrados y violetas intensificaran su calidez y energía. Elegantemente separados y bordeados con tantas pestañas que daban la impresión de que sus ojos eran más grandes de lo que ya eran.

Su pelo largo y castaño destellaba bajo las luces de múltiples colores y de tenue luminosidad. Tan liso que imaginaba mis dedos deslizándose por esos cabellos.

Sonrió cuando ajustó el micrófono. Se dibujó un hermoso hoyuelo en su mejilla izquierda. Esa sonrisa me hizo temblar las piernas y a desabrocharme un botón de la camisa. La acción no se vivió en mis pantalones, sino en mi pecho.

Delgada, de unos veinte años (si no me equivoco calculando al ojo…yo le daría una edad infinita de inmortal belleza); vestía con ropa muy suelta, como de dos tallas más de la que debería usar. No sé si sería pobre o tal vez esa ropa fuera su disfraz para cantar: en todo caso, le daba un aire de inocencia imposible de describir…

Cuando habló, su voz ya fue una música. Mis oídos se dejaban llevar por ese dulce tono de sirena.

Afinó su guitarra y se puso a cantar un agridulce blues en español que había compuesto ella misma. Sus dedos masajeaban el diapasón y peñiscaban las cuerdas: su voz cándida hacia el resto. Me hipnotizaba hasta vaciar por completo mi amargura y estrés acumulado por dos años de universidad.

Ella era pequeña, pero gracias al escenario se hacía ver más grande. Su enorme y tierna aura me hacia sentir pequeño e indefenso.

No me importa si ella nunca llega a saber de mí, su sólo recuerdo siempre me ayudará a seguir. Esa canción permanecerá en mi memoria…y tal vez la escriba algún día (sí es que tengo tiempo libre).

1 comentario:

Anónimo dijo...

O__O'

WOW

me gusta bastante su modo de narracion,
jajaja'

no lo se, pero al leer ( cosa que solo hago cunado se trata de informacion valiosa) casi veo la escena a describir...

Le dedique un timpo a leer la reseña de los personajes, muy interesantes por cierto, digo, la originalidad o mas bien lo que les da esa misma vida es su mente que con las letras parecen trazar un camino, que aunque podamos deducir quiza un futuro desenlace, deja una pequeña e insistente senzacion de saber que pasara...

jaja

simplemente excelente'

me daro algunas vueltas por su blog para ver los proximos temas que trate'

le deseo suerte con sus poryectos

Saludos'